La percepción, incluso la mejor, no es infalible. Podemos estar equivocados. Con discernimiento buscamos la honestidad con nosotros mismos, con Dios, con los demás y la verdad en nuestra vida…; Queremos hacer las cosas y hacer lo que sea necesario para lograrlas, pero incluso cuando nuestras actitudes son correctas, nuestros resultados y decisiones no siempre son correctos.