Critico-social: se asemeja al enfoque práctico, considerando al docente como investigador de su propia práctica, empleando la investigación-acción para mejorar la educación (Elliott, 1991). Desde la perspectiva crítica, sus principios difieren del enfoque técnico pero se alinean con el enfoque práctico, siendo en parte una extensión de este. Profesores y estudiantes aprenden juntos de su realidad, construyendo el currículo colaborativamente mediante la praxis, en búsqueda de transformación. Acción y reflexión, teoría y práctica, convergen en un proceso dialéctico, enfrentándose a la realidad en la que se desenvuelven. Los contenidos se derivan de la realidad social que rodea la escuela. Según Freyre (1979)