Cuando el hombre piensa, calcula, construye, fabrica, cree, ora, festeja, celebra ritos, juega y ve jugar, ríe y hace reir, baila, escucha música, asiste a conciertos; cuando inventa, va al cine, ve televisión, escucha radio, lee libros, se adorna, se maquilla, se moviliza, se comunica, escucha, habla, incluso cuando planifica estrategias bélicas, pone en evidencia su constitutiva tendencia socializadora.
El hombre como animal racional no es sólo el primer intento de una reflexión sobre las disposiciones intelectuales del alma, sino ante todo, el hhilo conductor que fundamentando la amistad, hace posible un estilo de vida con vistas a la socialización.