En la religión el sol y la lluvia comenzaron a tener un lugar central en los ritos y las ceremonias religiosas, además, crearon esculturas antropomorfas que representan a diferentes fuerzas que adoraban, se sepultaba el cuerpo de diferentes maneras; por ejemplo, en el suelo rodeado de objetos de la vida cotidiana, o dentro de cestos o urnas de cerámica, se convirtieron en líderes de su comunidad.