En conclusión, el modelo COSO proporciona una estructura sólida y ampliamente reconocida para el diseño, implementación y evaluación del control interno en las organizaciones. Su enfoque se basa en cinco componentes interrelacionados que buscan asegurar la efectividad y eficiencia operativa, la confiabilidad de la información financiera, el cumplimiento de leyes y normativas, la salvaguarda de activos y la promoción de la responsabilidad en todos los niveles de la organización. Al seguir este modelo, las empresas pueden fortalecer su gobernanza, reducir los riesgos operacionales y financieros, y mejorar la toma de decisiones.