Las historias conectan al candidato con el votante y construyen un puente que lo lleva a la urna. La palabra clave aquí es ‘conexión’, y el clic de esta conexión lo logra una historia bien contada que ha de captar la atención, generar interés, deseo y acción. Cuando algo nos emociona, lo recordamos con más facilidad. Si pensamos qué tienen en común los grandes discursos de la historia que aún nos emocionan hoy al escucharlos, es porque sabemos que, más que un discurso, esa persona nos entregó algo personal y único, nos entregó un pedacito de su alma. Por eso, frases como “Tengo un sueño” y “No preguntes qué puede hacer tu país por ti” son inolvidables no solo para la mente, sino para el corazón.