“El educador se muestra comprensivo con los sentimientos del niño y su familia, aceptando la aparición de la decepción, la ira, el resentimiento o la impotencia; y aceptando que el curso de estos sentimientos puede ser lento, con avances y retrocesos, sin caer en actitudes culpabilizadoras.” Jesús Bernal, Marta Matí, Cecilio Cuella y otros (2008)