El conductismo se aplica en la vida diaria para entrenar a animales y enseñar comportamientos deseados. Por ejemplo, al entrenar a un perro para que se siente cuando se le da la orden, se utilizan técnicas de condicionamiento operante. Esto implica el uso de refuerzos positivos, como golosinas o elogios, cada vez que el perro se sienta correctamente. También se puede utilizar el condicionamiento por moldeamiento, recompensando pasos progresivos hacia el comportamiento objetivo. Con la repetición y consistencia en la aplicación de los refuerzos, el perro aprende a asociar la orden con la acción de sentarse. Este enfoque conductista también se utiliza en la educación humana, donde los refuerzos positivos y el moldeamiento se utilizan para promover conductas deseables en los estudiantes. En resumen, el conductismo se aplica mediante técnicas de condicionamiento operante para enseñar y moldear comportamientos tanto en animales como en seres humanos