Spragon (1998) y Hindle (1998), acordaron que hay varias situaciones que causan tiempo de desperdicio, y que con mayor frecuencia son trastornos telefónicos, visitas sin reuniones previas, reuniones, falta de objetivos, prioridades y planes de trabajo, que son una delegación ineficaz, información inadecuada, inexacta o retrasada, falta de decisiones, responsabilidades y autoridad, no saben cómo decir que no y falta de disciplina.
La mejor manera de lidiar con los trastornos diarios es incluir prácticas simples en rutinas diarias que mantengan un mayor control de la situación, a saber, limitar un cierto período de tiempo sin interferencia y administrar el resto del día en una forma flexible.
Las reuniones de trabajo son reuniones de un grupo de personas con el mismo interés, con suficiente conocimiento y experiencia para lograr varios objetivos u objetivos a través del proceso de interacción grupal. Pero según Hindle (1998), "la reunión ocupa una proporción de una gran semana laboral".
Estas reuniones resumen una gran cantidad de tiempo y dinero y es uno de los principales obstáculos para lograr los objetivos deseados, esto sucede cuando la reunión no es tan clara como parece y no tiene un patrón de trabajo.
Sin embargo, la mayoría de las organizaciones no pueden hacerlo sin ellas, son necesarias para la comunicación, la toma de decisiones grupales, la resolución de problemas, los equipos de trabajo, para establecer metas grupales y reunir talentos y habilidades.