Las proteínas trabajan juntas para: Potenciar el reclutamiento de las células inflamatorias, marcar patógenos para su destrucción a cargo de otras células por opsonización, o recubrimiento, de la superficie del patógeno, trastornar la membrana plasmática de una célula infectada, resultando en la citólisis de la célula infectada, causando la muerte del patógeno y por último librar al cuerpo de los complejos antígeno-anticuerpo neutralizados.