En este contexto, las mujeres seguimos participando en los procesos de selección con el freno cultural del sexismo y las desigualdades y discriminaciones asociadas. Por ello acumulamos mayoritariamente las contrataciones temporales, las jornadas parciales, las mayores tasas de desempleo...y las menores tasas de promoción laboral, con la correspondiente repercusión en la consecución de nuestros objetivos profesionales, nuestra salud y nuestra vida en general. Las distintas Fases de en los procesos de selección de personal, tienen en muchas ocasiones discriminaciones hacia las mujeres:
Fase de reclutamiento: Formulación sexista y disuasoria de las ofertas (uso del masculino genérico, imágenes estereotipadas...) reclutamiento en contextos o entornos en los que no hay presencia femenina, circuito de la información masculinizado sobre vacantes abiertas, etc.
Fase de preselección: Descarte de CV de mujeres por infravaloración de competencias, por carreras profesionales intermitentes, por no ofrecer disponibilidad total, por estar en edad reproductiva...
Fase de selección propiamente dicha: A través de determinadas preguntas relacionadas con nuestra vida personal se sigue solicitando de forma directa o indirecta información para tomar decisiones sobre la contratación que no tienen que ver con sus competencias profesionales sino con su condición de mujer (maternidad, imagen, etc.).
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