El hecho de que existan “carreras de comunicación” en los distintos niveles educativos institucionales, “centros de investigación en comunicación” reconocidos por los organismos científicos, “revistas de comunicación” indexadas a nivel local e internacional, etc, es la condición material y político-académica que permitiría nombrar a la comunicación como ciencia, pero la comunicación carecería -según dichas posiciones- de aquello que define, internamente, lo que es una ciencia: un dominio de objetos específicos, una serie de hipótesis mínimas a partir de las cuales se explica el funcionamiento de dicho dominio, y unos métodos consolidados para explicarlo.
-