Los procesos de terciarización han ido acompañados de una fuerte feminización del mercado de trabajo español (sobre todo en los servicios poco cualificados) que evidencia la segregación ocupacional de las mujeres. El 63% de las mujeres ocupadas se concentran en 6 sectores (comercio y reparaciones, sanidad y servicios sociales, enseñanza, inmobiliaria y servicios a empresas, hostelería y servicio doméstico), según datos de la EPA de 2004. Este proceso de segregación horizontal es el resultado de la existencia de actividades consideradas «femeninas» en el imaginario social, en las que mayormente las mujeres prolongan sus habilidades como madres, esposas y cuidadoras, adquiridas a través de la socialización diferencial de género. Las mujeres trabajadoras se sitúan así en los estratos más bajos de la estructura ocupacional, en aquellas actividades más precarizadas, menos remuneradas y menos valoradas socialmente,