Durante gran parte de la Edad Media, los monasterios, además de realizar labores asistenciales, fueron los únicos centros culturales. El saber de la época se encontraba en los libros, y monjes y monjas los copiaban a mano. Con el resurgir de las ciudades, creció el interés por la cultura y se fundaron las primeras universidades. En esta época, solo los grupos privilegiados tenían acceso a la formación.