Sin embargo, el verdadero "padre del boxeo" es James Figg, nacido en 1695 en Thames Village, Oxfordshire, en una familia humilde. Pronto se convierte en un gran maestro, el primero de este deporte, y abandona otras ocupaciones (era maestro de otras disciplinas, como la esgrima y diversas artes marciales) para dedicarse al pugilismo por completo. Con sus 84 kilos y 1,83 cm., se consagra como la primera gran figura del boxeo, manteniéndose imbatido durante once años, entre 1719 y 1730, en los cuales disputa cerca de 300 combates. Su boxeo era parecido a la esgrima, según los cronistas de la época.