Tras haberse dado el consentimiento informado, el paciente, en su libre conformidad, voluntaria y consciente, puede decidir o no aceptar la psicoterapia. Esta decisión será tenida en cuenta como algo vinculante en la medida que el paciente muestre pleno uso de sus facultades tras recibir esta información, siendo consciente de que la decisión de aceptar o rechazar la terapia va a reportarle una serie de beneficios y, también, de desventajas.