la idea de que la inversión pública en infraestructura, como carreteras, puentes, aeropuertos y redes de energía, puede mejorar la productividad y la eficiencia de la economía, lo que puede impulsar el crecimiento económico a largo plazo. Según el libro, esta inversión puede ser especialmente importante para los países en desarrollo que necesitan mejorar su infraestructura para atraer inversiones extranjeras y fomentar el crecimiento económico.