En consecuencia, citando a Aznar y Pastor (2014: 2), puede afirmarse que el embrión humano es un sistema integrado, capaz de autorregular su propio desarrollo; es decir, un ente viviente completamente organizado,un organismo vivo, un cuerpo humano, con todas las propiedades del mismo: crecimiento, diferenciación, capacidad de reproduccióndesarrollo y muerte; se trata de una nueva individualidad biológica en la, que el todo es más que la suma de sus partes.