Una virtud que posee la persona adulta, propuesta por Csikszentmihalyi (1998), es la capacidad mental denominada “inteligencia cristalizada”, la cual está en función del aprendizaje, en la formación de juicios sensatos, saber reconocer semejanzas y diferencias, desarrollo del proceso inductivo y razonamiento lógico o en pocas palabras, depende mucho de la reflexión.