José Bates sintió la necesidad de publicar las nuevas verdades que había descubierto, y corregir algunos de los errores hacia los cuales algunos adventistas se estaban desviando. En mayo de 1846, preparó un folleto titulado: Los cielos que se abren, parcialmente para contrarrestar a los “espiritualizadores” que estaban enseñando que Jesús había venido en forma espiritual en 1844. La falta de recursos no amilanó a Bates, quien decidió preparar un folleto acerca del sábado, que le ayudaría a difundir la verdad. En cuanto a sus necesidades personales, el Señor abriría el camino. Unos pocos minutos más tarde, mientras escribía, Bates sintió la impresión de que en el correo lo esperaba una carta. Como nunca vacilaba cuando creía que Dios lo estaba guiando, Bates fue de inmediato a ver al jefe de correos. Y así fue, Dios Proveyó. A medida que José Bates avanzaba por fe, siempre parecía haber alguien para ayudarle. A fines del año 1847 apareció la primera publicación conjunta de Jaime y Elena White, y José Bates. Palabras para el “rebaño pequeño” estaba claramente dirigido a los adventistas. Incluía informes de varias visiones de Elena, un escrito de Bates respaldando las visiones.