Se daba por sentado que la relación de dos funciones dadas no variaba nunca, que la percepción, por ejemplo, estaba conectada siempre de un modo idéntico con la atención, la memoria con la percepción, el pensamiento con la memoria. Como constantes, estas relaciones podían ser, y eran, descompuestas en factores, e ignoradas en el estudio de las funciones separadas. Puesto que las relaciones, de hecho, permanecían inconexas, el desarrollo de la conciencia era visto como determinado por' el desarrollo autónomo de cada una de las funciones.