se inició un período de estabilidad política que permitió la implementación de políticas económicas más efectivas. El gobierno comenzó a reconstruir la infraestructura del país, especialmente en el sector de transporte, construyendo carreteras y ferrocarriles que mejoraron la conectividad de las distintas regiones del país.
Además, el gobierno promovió la agricultura y la minería, lo que aumentó la producción de bienes primarios y permitió una mayor exportación. En consecuencia, la economía mexicana comenzó a crecer gradualmente, aunque la recuperación total tomaría varias décadas.