Cuentan que la palabra barbarismo proviene del latín, de barbarismus que significa ‘extranjero’, y hace referencia a las dificultades que tenían las personas forasteras de hablar el idioma propio de la región a la que llegaban. En la actualidad, los barbarismos se definen, según la RAE, como “una incorrección que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios”.