A los niños no se les puede ocultar, o suavizar con criterios de
“aniñamiento”, ellos participan cada día de la realidad. Libros como Nana vieja (Margaret Wild), El hombrecillo de papel (Fernando Alonso), La composición (Skármeta), etc. hablan a los niños de la muerte, la guerra, las dictaduras, el suicidio, las
persecuciones o la intolerancia.