En conclusión, el conocimiento ordinario es un tipo de conocimiento que surge de la experiencia individual y colectiva de las personas, y que se transmite de generación en generación mediante saberes populares. Este tipo de conocimiento puede ser técnico, protocientífico o pseudocientífico, y no siempre requiere de validez o comprobación, sino que es aceptado por la comunidad como cierto. Aunque este conocimiento puede resultar práctico y útil en algunos casos, es importante tener en cuenta que no siempre es confiable ni preciso, y que es necesario complementarlo con otros tipos de conocimiento para tener una comprensión más completa y rigurosa de las cosas y fenómenos que nos rodean.
El conocimiento científico se basa en la observación, experimentación y sistematización de información verificable y rigurosa, lo que nos permite comprender la realidad de manera más precisa. Es importante diferenciar entre el conocimiento común y el científico, ya que este último solo puede ser desarrollado por personas que se dedican a la ciencia. La psicología utiliza el conocimiento científico para dar explicación a los fenómenos que le interesan y su historia está marcada por importantes contribuciones de autores como Wilhelm Wundt, quien fundó el primer laboratorio científico.
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