Lo ideal es que los padres animen a sus hijos a ir al baño con regularidad y elogiarlos por ello. Desde la perspectiva de Freud, este enfoque, que apoya los esfuerzos del niño por controlarse a sí mismo, alimenta la autoestima positiva y puede incluso fomentar la creatividad. Por el lado contrario, si se le fuerza puede afectar comportamientos del niño, desarrollando un tipo de personalidad anal-retentiva. Estos adultos son particularmente tercos, tacaños, sistemáticos y específicos.