El manejo de individuos con hemofilia puede producir menos angustia tanto en éstos como en el clínico si se identifican bien los elementos de riesgo de hemorragia y se diseña el plan de tratamiento para buscar compensarlos. El odontólogo debe conocer ampliamente a su paciente, el tipo de hemofilia que padece, el nivel de gravedad, los antecedentes hemorrágicos, hospitalizaciones, tratamiento recibido, la presencia de enfermedades infecciosas adquiridas a través de sangre y derivados de la misma, como son hepatitis B, C por citomegalovirus o infección por VIH/ SIDA, los fármacos antifibrinolíticos empleados, así como la existencia o ausencia de inhibidores del factor VIII.