Atribuye a las condiciones de un buen contexto escolar el éxito de aprendizajes que en última instancia protagoniza el alumno.
El desarrollo, el aprendizaje y los efectos de las propias prácticas educativas se tornan deseablemente redecibles y lo no predecible aparece como atentatorio de lo deseable.
El formato escolar habitual no produce experiencias o, mejor dicho, se esfuerza muchas veces por controlar, predecir, a la manera de un experimento que permita replicar, repetir, transferir.
En conclusion, se busca la homogenizacion de las experiencias y de los alumnos. Si se logra el aprendizaje, se le atribuye al contexto escolar el exito. Si el aprendizaje no sucede, la culpa es del alumno. Se busca que los efectos sean los esperados. Cualquier cosa fuera de la norma no es deseada.