Las mujeres comienzan a luchar y querer derechos, comienzan a demandar educación, participación política derechos de propiedades. Josefa Toledo proponía un feminismo que permitiera que las mujeres jugaran un papel central en la industrialización que, estaba segura, experimentaría el país a mediados del XX. Estaba convencida de que las mujeres, a través de la educación secular que ella misma impartía, podrían “impulsar al país hacia el progreso, la paz y la libertad”.
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