Pero el obrero, al que solo le pagan el valor de aquellas cinco horas, tiene que trabajar la jornada ordinaria entera, de ocho horas (o más, en ese entonces), y, por ende, produce el valor de ocho horas de trabajo para el empresario.
Por consiguiente, el empresario se beneficia con las tres horas de diferencia. Esa diferen-
cia, o trabajo no pagado, es la plusvalía ("plusvalía directa") que constituye las utilidades, el lucro, en que se funda la empresa capitalista.