Promoción de la autocracia De hecho, la política exterior parece ganar importancia como un instrumento adicional de consolidación del poder autócrata (Kneuer y Demmelhuber 2016). El hecho de que las autocracias puedan estar rodeadas geográficamente por regímenes en la “zona gris” (ni completamente consolidados como democracias ni autocracias cuyo desarrollo, llamado democratización o regresión a la autocracia, se mantiene indeterminado) puede motivar a que las autocracias eviten la liberación y la progresión hacia la democracia, e incluso exportar su propio modelo de gobierno autócrata. Los estudios siguen siendo muy pocos, pero algunos enfoques resultan bastante prometedores. Uno se vincula con el aspecto de la promoción de la autocracia. De forma análoga al estudio de la promoción de la democracia, los autores se preguntan si podemos encontrar un ímpetu y estrategias para promover las ideas autócratas, los valores, las instituciones, las políticas, etc. que los líderes autócratas promueven activamente en otros países (Bader, Grävingholt, y Kästner, 2010; Burnell y Schlumberger, 2010; Burnell, 2011; Jackson, 2010; Vanderhill, 2013). En el periodo posterior a la Guerra Fría, especialmente en los primeros años del siglo XXI, se podía observar no solo una cierta resiliencia autócrata, sino también una creciente resistencia frente a las actividades de los estados occidentales y actores no estatales en la promoción de la democracia. Así, vemos que los regímenes autoritarios tras el final de la Guerra Fría mostraron varios tipos de comportamientos, como la resistencia a la influencia democrática mediante la asistencia o promoción de actividades - ya fuesen ejecutadas por un estado o por organizaciones no gubernamentales - usando medidas concretas para aislar a sus países de dicha influencia (Gershman y Allen 2006), la prevención de la democracia y el respaldo de la autocracia que sería la asistencia intencional para los quienes personifican la élite y ayudarlos a seguir u obtener el poder (Tansey, 2016) y, por último, la más intencional y estrechamente definida, centrada en los actores y en la promoción activa de la autocracia para su exportación, incluye un amplio despliegue de elementos que pueden incluir configuraciones institucionales, procedimientos, políticas, ideas o técnicas administrativas (Kneuer y Demmelhuber 2016; Tansey 2016). Burnell lo llama “anti-asistencia” o “contrapromoción” (2011: 232), Whitehead (2014) “promoción antidemocrática”. La definición del objetivo de lo que los académicos entienden por promoción de la autocracia sigue siendo una tarea ardua. Además, es posible que una autocracia use todos los métodos anteriormente descritos. Rusia, por ejemplo, comenzó muy pronto a bloquear las actividades de promoción de la democracia. Tras las Revoluciones de Colores, la prevención de las agitaciones populares fue un objetivo central, demostraciones por parte de los grupos democráticos y de liberación en general. Junto a eso, Putin también apoyó a otros gobiernos autócratas como al del presidente bielorruso Lukaschenka o al del presidente ucranio Yanukovych, a los que intentó mantener en el poder por todos los medios posibles. Y, por último, Putin no está solo interesado en exportar ciertos procedimientos y prácticas (ejemplo dado por métodos de manipulación electoral), sino también una mentalidad antiliberal que incluye valores tradicionalistas y conservadores como la familia y la homofobia, así como las posiciones antipluralistas, por ejemplo frente a los medios de comunicación. Así, las respectivas leyes y otras técnicas administrativas (por ejemplo, el control de los medios de comunicación) son “bienes de exportación” ofrecidos por los gobernantes autócratas.