Estos dos últimos metales posibilitaban fabricar una gran variedad de instrumentos, como útiles agrícolas (azadas, hachas y hoces), armas de guerra (espadas, puñales, hachas, lanzas y escudos) y utensilios domésticos (vasos, jarras y cuencos). Otros inventos de la época fueron el arado, que permitió remover mejor la tierra; la rueda, que condujo a la invención del carro y del torno de alfarero, y la vela, que mejoró la navegación.