En el exilio, en 1955, publicó "Guatemala, las líneas de su mano", probablemente el retrato de más rotundidad de Guatemala en un ensayo sin comparación para las letras nacionales: con una narración impecable y bella, Cardoza y Aragón ofreció una descripción precisa de Guatemala y de los guatemaltecos, desde pasados bullentes y estudio de arte y literatura hasta las raíces vitales del propio autor, rezando una realidad vertida en prosa justa, a veces poesía, en la que todo va destinándose a un solo momento realmente esperanzador, según él, para los anales de su patria, el de la revolución de 1944, para entonces destruida. Su oposición y crítica a las dictaduras militares hicieron que no pudiera volver a Guatemala; el entonces presidente de Guatemala general Fernando Romeo Lucas García lo acusó públicamente, a principios de los años 80,
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