La visión de los bastones carece de agudeza y de la capacidad para distinguir los colores, pero, de acuerdo con cálculos de estudios de laboratorio, es lo bastante sensible para permitir que una persona, en una noche clara, detecte la luz de una vela a 30. millas de distancia si no están presentes otras luces (Galanter, 1962). En términos de la función evolutiva, Ja visión de los conos emergió para permitirnos ver los detalles finos durante la luz del día, y la visión de los bastones surgió para permitirnos ver al menos los contornos vagos de los objetos en la noche.