La única alusión que hay a él en la antigüedad cristiana la encontramos en Metodio de Olimpo (Sobre la Resurrección, I,37,1). También en un fragmento atribuido a Felipe de Side (ca. 430) aparece Atenágoras, y en él se afirma que Atenágoras había dirigido su Apología a los emperadores Adriano y Antonino, añadiéndose que "su discípulo fue Clemente, autor de los Stromata, y Panteno, el discípulo de Clemente" (Patrología Griega, VI, 182).
Zahn lo identifica con el Atenágoras al que, según Focio (Biblioteca, 155), el alejandrino Boetos dedicó su obra sobre las Expresiones Difíciles de Platón, pero nada seguro podemos concluir sobre estas afirmaciones.