Sin Internet durante tres semanas, el mundo se vería muy diferente. La comunicación se volvería más personal, con más conversaciones cara a cara y llamadas telefónicas. La gente recurriría a libros, periódicos y revistas para obtener información, y las bibliotecas se convertirían en centros de actividad. El entretenimiento también cambiaría, con más juegos de mesa, actividades al aire libre y programas de televisión. Las escuelas y los lugares de trabajo se adaptarían, utilizando métodos de enseñanza y comunicación tradicionales. En general, sería un mundo más desconectado digitalmente, pero quizás más conectado socialmente.