Después de leer sobre las siete tecnologías que están transformando el mundo, aprendí que estamos en una revolución con un impacto clave como la salud, la educación, etc. Me sorprendió lo interconectadas que están estas tecnologías y cómo juntas pueden crear soluciones innovadoras. Por ejemplo, que la nanotecnología puede limpiar el agua o que la impresión 3D ya se usa para fabricar prótesis y órganos. También me impresionó el concepto de redes de malla inalámbricas, que permiten conectar comunidades remotas sin depender de grandes infraestructuras.
Lo que más me gustó fue cómo se presenta el potencial de estas tecnologías para resolver problemas globales, como el cambio climático o enfermedades genéticas. Sin embargo, me generó inquietud pensar en los posibles riesgos, como la pérdida de privacidad con la biometría o el impacto ético de la manipulación genética. Esta lectura me dejó claro que, aunque las tecnologías pueden mejorar la vida, es importante usarlas con responsabilidad. Ahora veo la importancia de entender estas innovaciones, porque no solo transforman industrias, sino también cómo vivimos día a día.