Para este autor la adolescencia exige la autonomía, planteándose una paradoja que Jeammet subraya: la búsqueda del adolescente de tomar distancia con sus objetos de apego previos, la necesidad de diferenciación, por un lado, y, por el otro, la necesidad de nutrirse de los otros, basada en la tesis de que “para ser uno mismo hay que alimentarse de los demás” (1995, 163).