Please enable JavaScript.
Coggle requires JavaScript to display documents.
Teorías para comprender el conflicto en la escuela - Coggle Diagram
Teorías para comprender el conflicto en la escuela
Sistema escolar y su complejidad
Factores clave:
Normas y expectativas: Las reglas escolares y las expectativas de comportamiento pueden generar tensiones, especialmente si no están claras o son vistas como injustas.
Diferencias individuales: Las diferencias en valores, culturas, antecedentes sociales o expectativas generan fricciones.
Interacciones jerárquicas: Los conflictos pueden surgir por la estructura jerárquica del sistema escolar, que a veces limita la participación activa de estudiantes y padres.
Conflicto como parte del entorno educativo: El sistema no solo debe prever conflictos, sino diseñar formas para resolverlos productivamente.
Los inevitables conflictos de la vida escolar
En el entorno escolar, los conflictos no son algo inusual ni negativo por sí mismos. De hecho, son inevitables debido a las interacciones constantes entre individuos con diferentes intereses, identidades y expectativas.
Los conflictos en la escuela pueden surgir de múltiples fuentes, como diferencias de poder entre estudiantes y docentes, conflictos de valores entre distintos grupos (por ejemplo, entre padres y educadores) o la presión por cumplir con normas y expectativas académicas. La perspectiva que se tenga sobre el conflicto influirá en cómo se percibe y se maneja.
El enfoque en estos conflictos debe ser educativo, considerando que su resolución puede proporcionar valiosas oportunidades de aprendizaje, desarrollo de habilidades sociales y emocionales, y fortalecimiento de la convivencia.
Fases de un conflicto
Los conflictos no surgen de la nada; generalmente siguen una secuencia de etapas que pueden ayudar a identificar cómo evolucionan y qué se puede hacer para gestionarlos adecuadamente:
Latencia: Esta es la fase inicial, donde las tensiones y diferencias aún no se han manifestado abiertamente. Puede haber signos de malestar o insatisfacción que no son explícitos.
Emergencia: En esta fase, las tensiones se expresan abiertamente, ya sea a través de desacuerdos verbales, protestas o comportamientos disruptivos. Se reconocen los primeros signos de conflicto.
Escalada: Si el conflicto no se aborda, puede escalar y volverse más intenso. Los involucrados pueden volverse más inflexibles y polarizar sus posiciones.
Desescalada: Con intervenciones adecuadas, el conflicto puede comenzar a disminuir. Es en esta etapa cuando las soluciones pacíficas o los acuerdos de convivencia empiezan a surgir.
Resolución: Finalmente, el conflicto se resuelve mediante el diálogo, la negociación o la mediación, buscando una solución que satisfaga a todas las partes involucradas.
Perspectiva positiva del conflicto
La perspectiva positiva del conflicto se basa en la idea de que los conflictos pueden ser oportunidades para el aprendizaje y la mejora en las relaciones interpersonales dentro de la escuela. En lugar de verlos como algo destructivo, se les puede percibir como un medio para abordar problemas subyacentes, mejorar la comunicación y promover la comprensión mutua.
Al abordar el conflicto de manera constructiva, se pueden desarrollar habilidades de resolución de problemas, empatía, y una mayor conciencia sobre las necesidades y derechos de los demás.
La mediación y el acompañamiento de los estudiantes en el manejo de los conflictos son esenciales para convertir los desacuerdos en momentos de reflexión y crecimiento. Además, se destaca la importancia de los educadores en facilitar estos procesos y guiar a los estudiantes hacia soluciones pacíficas y respetuosas.