Actividades económicas: la mayoría de la población se dedicaba a la agricultura, basada en métodos arcaicos como la rotación bienal, y al cultivo de cereales, vid, frutales y lino. Con la expansión cristiana, se incorporaron zonas fértiles como el valle del Ebro y las huertas de Valencia.
La ganadería ovina, especialmente trashumante, ganó relevancia en Castilla, y con la creación de la Mesta (1273), se protegieron los intereses de los grandes propietarios de ovejas, priorizando pastos sobre cultivos. La lana se convirtió en un producto clave para la exportación.
El comercio se desarrolló gracias a la acuñación de monedas, mejoras en caminos y ferias como las de Medina del Campo. Cataluña destacó en el comercio mediterráneo, aunque este decayó en el siglo XV.