La poesía modernista representa la perfecta fusión entre las corrientes francesas del Parnasianismo y del Simbolismo, a esta se suma la influencia de algunos clásicos españoles, como Jorge Manrique y el Arcipreste de Hita. A nivel estético se conjuga la búsqueda de lo bello, la elegancia del verso y la perfección formal, con la atención hacia los valores sensoriales en las descripciones de paisajes, de ambientes refinados y cultos. Se emplean brillantes recursos expresivos para caracterizar y definir el nuevo estilo: se busca el efecto cromático con el uso de los colores, desde los más fuertes hasta los más tenues; la búsqueda de lo delicado y suave basada en los valores sensoriales, en la evocación de mujeres hermosas, de ambientes exóticos, etc.