Lowen atribuye la formación del carácter rígido a la frustración causada por la falta de respuesta a las expresiones afectivas que el individuo ha sufrido, principalmente, en la infancia y, después, en la pubertad y adolescencia. Esta falta de respuesta a las expresiones de afecto del niño le obliga, poco a poco, a reprimir esas expresiones y todo deseo de buscar gustos y satisfacciones personales conforme a su
edad.