La forma en la que reaccionamos a los diferentes sucesos de nuestra vida, desde los más sencillos como comer nuestro postre favorito hasta los más complejos como el enamoramiento, es algo que dependerá directamente de la frecuencia con la que lo hagamos o qué tan habituados estemos a ello. Me pongo a pensar que hay tantas cosas en nuestras vidas a las cuales nos hemos hecho insensibles, como por ejemplo la situación actual en el mundo con respecto a la violencia, los abusos, el consumo de sustancias nocivas, la explotación de los recursos... son cosas a las que estamos tan acostumbrados a ver en nuestro día a día que ha llegado el punto en donde nos parece normal. De igual manera me pongo a pensar - tomando el ejemplo del matrimonio que se menciona en la lectura - que despúes de haber pasado por la etapa del enamoramiento, del vivir juntos, de los viajes de luna de miel, la temporada de tener sexo diario, la relación se vuelve algo habitual y la satisfacción que se obtenía antes de la relación no es la misma y aún así, la pérdida de esta sería devastadora. En el momento que estas cosas ya no nos producen tanta emoción como al inicio, ¿realmente lo seguimos haciendo, manteniendo o permitiendo, simplemente para evitar el caos que nos produciría el cambio? La verdad es que si creo en esta explicación, pero me molesta que pueda ser real y que nuestra capacidad de reaccionar sea tan conformista.