La quinina es activa frente a Plasmodium vivax y otros protozoos. Es también débilmente antipirética y analgésica, por lo que se utiliza en el tratamiento de afecciones febriles y estados gripales, asociado a veces con vitamina C, alcanfor, codeína o paracetamol. También se ha prescrito para tratar trastornos cardíacos, como palpitaciones, y en forma de ascorbato en curas para la desintoxicación de tabaco. La quinidina es un antiarrítmico cardíaco que deprime la conducción auricular e intraventricular. Las cortezas de quina, además de los usos clásicos señalados, se utiliza como estimulantes del apetito y para el tratamiento de descamaciones y otros trastornos del cuero cabelludo.