La persona paranoica acepta de todo corazón sus ideas delirantes. Nada de irracional, peculiar o absurdo ve en sus quejas y cree implícitamente en la realidad de lo que proyecta; no le parece extraño. Por el contrario, esto es sintónico del ego, es decir, algo que a la persona le parece una experiencia genuina de la realidad. Las personas paranoicas a menudo tratan de convencer a otros de la realidad objetiva de las ideas delirantes que padecen; y, en ocasiones, tienen éxito. Si fracasan, es probable que sospechen que la persona escéptica es parte de una posible “ conspiración” .