En este periodo hubo numerosos conflictos políticos que produjeron hechos violentos, que a su vez dificultaron la formación de un gobierno estable, y por ello, entre 1821 y 1851, nuestro país tuvo más de 20 presidentes. Como resultado, se afectaron otros ámbitos de la vida nacional: la economía se estancó, aumentó la inseguridad en los caminos y, debido al descontento social, se originaron rebeliones, sobre todo entre los pueblos indígenas.