También denominada empírico-analítica, está asociada al paradigma positivista. Desde una visión «balística de la comunicación», entiende la realidad social en la que se inscribe la comunicación como un fenómeno real, según un principio constructivo ontológico (Le Moigne, 1990) que tiene una existencia con independencia del sujeto («principio de objetividad») y unas leyes propias. La perspectiva funcionalista incorpora asimismo modelos sistémicos y dinámicos (i.e. Martín Serrano, 1990, 1991; Piñuel y Lozano, 2006; Fernández Collado, 2001).