Lo que hoy en día comprendemos como dignidad tiene su origen en la doctrina del cristianismo, según la cual todo ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios, sin distinciones respecto a su estatus social o su lugar de nacimiento.Recién con el humanismo renacentista se comprendió la dignidad como un concepto legal, vinculado con la idea de las leyes naturales, o sea, las leyes a las que tenía derecho cualquier persona por el mero hecho de ser humana.Así, a mediados del siglo XX, una vez superados los horrores vividos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y a la creación de las organizaciones internacionales encargadas de velar por ellos. Así, la dignidad humana empezó a ser considerada como un elemento importante en la toma de decisiones judiciales, por ejemplo al agravar la condena de quien atente en su contra.