En la primera parte, que es la más larga, prueba contra Hermógenes, que los nombres tienen un valor intrínseco, una significación independiente de la voluntad de los que los emplean; que representan la esencia de las cosas, y que la representan por sus elementos; los derivados por los primitivos, y éstos por las sílabas y las letras.
Platón presenta un diálogo entre Crátilo, Hermógenes y Socrates, sobre los nombres de las cosas y la importancia que tiene para dar sentido a la realidad por medio del lenguaje. En el diálogo se puede observar dos visiones diferentes del porqué de los nombres, por un lado.
Se encuentra la postura de Crátilo quien expone que el nombrar depende de la naturaleza de las cosas, donde existe una relación entre la cosa real y la palabra con la que se denomina, es decir que se le da un nombre que represente la realidad sin que haya una intervención de la cultura humana. La naturaleza se encarga de imprimir un nombre a las cosas.
Por otro lado, se encuentra la visión de Hermógenes, quien al contrario de Crátilo, expone que la naturaleza no es la que asigna los nombres, sino que es un acto sólo del hombre a quien no le importa la exactitud de las palabras o el parecido que tengan con las cosas que nombran.
PATRONÍMICO
Que derivaba del nombre del padre o de algún antecesor y se aplicaba al hijo u otro descendiente, entre los griegos y los romanos; expresaba la pertenencia de la persona a una determinada familia
TOPONÍMO
La toponimia u onomástica geográfica es una disciplina de la onomástica que consiste en el registro, catalogación y estudio etimológico de los nombres propios de un lugar. El término «toponimia» deriva etimológicamente del griego τόπος (tópos, «lugar») y ὄνομα (ónoma, «nombre»).
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