Please enable JavaScript.
Coggle requires JavaScript to display documents.
LA CONSTITUCIÓN DEL SUJETO - Coggle Diagram
LA CONSTITUCIÓN DEL
SUJETO
Excursus. La anorexia mental
El deseo surge por la diferencia que se instaura entre la necesidad y la demanda. El rechazo del dejarse alimentar protege al sujeto de la desaparición de su deseo, a causa de su aplastamiento por la satisfacción de la demanda.
Lacan evoca a la anorexia mental como ejemplo contrapuesto al mito de La complementariedad armónica entre la madre y el hijo. Esta concepción, ampliamente difundida entre los analistas de niños, que lleva al maternaje, desconoce que la dialéctica entre la alienación y la separación inscribe una falta que va en contra de la armonía del «hábitat materno» la anorexia es demostrativa al respecto.
Más que de un cuadro clínico independiente se trata de un síntoma articulado en una estructura.
Lacan aborda la cuestión de la anorexia en distintos momentos
de su enseñanza relacionándola con diferentes conceptos:
1) la agresividad del narcisismo ( 1938)
2) la dialéctica entre la necesidad, la demanda y el deseo ( 1958-60)
3) La operación lógica de «separación» y el objeto oral como «nada» ( 1964-67); y
4) el saber y el goce ( 1973).
Los niños psicóticos pueden ser anoréxicos como parte de los trastornos correlativos a la falta de constitución de un cuerpo: faltan los agujeros, tampoco experimentan la necesidad de comer puesto que el cuerpo está mortificado sin el efecto «viviente» que otorga la significación fálica.
La psicosis se caracteriza por la forclusión del Nombre del-Padre y la falta de inscripción de la operación lógica de separación.
La metáfora paterna y sus variaciones
Las tres posibles significaciones que el niño toma en relación a la madre son
como falo de la madre (perversión)
como objeto del fantasma materno (psicosis)
como síntoma (neurosis)
En contrapartida, Antonio Dí Ciaccia señala que el niño, en tanto objeto correlativo a la subjetividad de la madre, da cuerpo a fantasmas de acuerdo a la estructura:
realizado (perversión)
real (psicosis)
fantasma imaginado (neurosis)
En la neurosis el niño cobra valor de síntoma; el Nombre del-Padre se inscribe limitando el goce materno.
Es necesario distinguir el niño como síntoma del síntoma del niño. El primer caso da cuenta del poder de la palabra de los padres sobre el niño; en el segundo, nos encontramos con la subjetividad del niño, sujeto en tratamiento.
El síntoma del niño se vuelve su «respuesta» frente al discurso conyugal. Lacan contrapone el enfoque familiarista a la orientación psicoanalítica de la inclusión del sujeto en la estructura.
El discurso de los padres tiene una acción sobre el niño. Cuanto más pequeños son más claramente se vislumbra el efecto de alienación en el Otro de su propio discurso. Repiten lo que escuchan pero de una manera elictiva: siempre hay un sujeto que trama de manera particular su historia.
El discurso de los padres tiene una acción sobre el niño. Cuanto más pequeños son más claramente se vislumbra el efecto de alienación en el Otro de su propio discurso. Repiten lo que escuchan pero de una manera elictiva: siempre hay un sujeto que trama de manera particular su historia.
Y en la perversión, el niño es identificado por la madre con el falo, por lo que la falta queda obturada. El niño se vuelve instrumento del goce del Otro, no hay metáfora sino goce ligado al falo.
En este sentido Eric Laurent subraya que lo que se debe captar no es tanto la relación del niño con el ideal materno, sino la manera en que fue objeto para la madre.
Necesidad, demanda y deseo
A partir del llanto del bebé por una necesidad desconocida para el observador, y dado su desvalimiento inicial que le impide realizar el movimiento que elimine esa vivencia de displacer, interviene una acción específica exterior de un «Otro primordial» que permite que se constituya la primera «vivencia de satisfacción» y posibilita que desaparezca esa necesidad indeterminada.
A partir de entonces frente a la emergencia de un estímulo el niño espera la reaparición de ese objeto primario de satisfacción que permita apaciguarlo.
Entre la satisfacción obtenida y la anhelada existe siempre una diferencia que se denomina «deseo»
Ante el displacer, el aparato psíquico pone en marcha al deseo
El principio de displacer moviliza al deseo
El objeto está perdido por estructura; es decir, el objeto está perdido desde siempre, esto permite poner en marcha el movimiento propio de la pulsión.
Demanda: «la significación de la necesidad que proviene del Otro en la medida en que de él depende que la demanda sea colmada»
La demanda metaforiza la necesidad, sin recubrirla por completo. El resto de esta operación es el deseo.
La necesidad del niño queda confrontada a la discontinuidad significante de la respuesta de la madre: es la estructura del mensaje invertido - el mensaje del Otro se le dirige como tú, pero el niño lo recibe en forma invertida, en tanto yo-.
Lacan distingue dos valores de la demanda:
Articulación
significante
Demanda de amor
La demanda de amor busca los signos de presencia del
Otro todopoderoso en forma incondicional.
El énfasis puesto en la respuesta del Otro indica que antes que nada la demanda como tal es de presencia o ausencia del Otro, que se desliza entonces hacia la demanda de amor.
Lo que el niño demanda está del lado de la necesidad o del amor, pero el deseo se sostiene en el Nombre- del-Padre, en la medida que introduce una hiancia entre la madre y el niño.
Alienación y separación
El sujeto viene a encontrar en el deseo del Otro su equivalencia a lo que él es como sujeto del inconsciente.
Por esta vía el sujeto se realiza en la pérdida en la que ha surgido como inconsciente, por la carencia que produce en el Otro.
Jacques-Alain Miller, al analizar las operaciones de alienación y separación en su curso «Lo que hace insignia» indica dos esquemas diferentes formulados por Lacan de la relación grito-respuesta.
En el primer caso el grito suscita la respuesta del Otro
En el segundo caso, la respuesta precede al grito.
El sujeto elige la cadena significante o elige el vacío.
El sujeto autista elige el vacío por lo que se produce una petrificación significante propia de la estructura de la holofrase.
REFERENCIA
Tendlarz, S. (2007). ¿De qué sufren los niños? La psicosis en la infancia. Argentina: Lugar Editorial
Clínica de las contingencias del «¿Puede perderme?»
Lacan indica que el niño no deseado puede tener tendencias suicidas pues no aceptan entrar en la cadena significante en la que fueron acogidos a regañadientes por la madre
El articulador es el deseo como deseo de reconocimiento, lo que le da un ser, imaginario, al sujeto. De esta manera, cuando al niño no le es reconocida su existencia como tal en el deseo de la madre, se produce la caída del valor fálico. Este deseo queda vinculado al wanted o unwanted antes mencionado
Lo que está en juego es la incidencia del deseo del Otro en la subjetividad del niño, y cómo esto puede manifestarse de distintas maneras: pasajes al acto suicidas, enfermedad orgánica, anorexia, y variadas manifestaciones sintomáticas.
Lacan indica: « es como objeto a del deseo, como lo que ha sido para el Otro en su erección de vivo, como el wanted o el unwanted de su venida al mundo, como el sujeto está llamado a renacer para saber si quiere lo que desea» Queda así puesto de relieve el lugar del niño en el deseo del Otro.
Al referirse a cómo los padres modelan al sujeto en lo simbólico, afirma que el niño lleva la marca del modo con el cual lo aceptaron los padres.
Un niño no deseado puede buscar desaparecer a través de su pasaje al acto. Al no haber sido subjetivado en el deseo de los padres,vuelve sobre sí mismo el rechazo del que fue objeto.